Como bien sabéis los que me seguís a menudo, en decoración (como en casi todo en mi vida personal) soy un espíritu ecléctico. Habrá quien diga que eso es lo mismo que no decir nada, que equivale a no posicionarse en un lado o en otro, pero yo opino que el eclecticismo es sumar (nunca restar), combinar, mezclar..., todo aquello que me gusta, siempre (por lo menos lo intento) de forma coherente y con sentido estético.

Y todo este rollo que os he soltado, ¿a qué viene? Pues es la reflexión que me ha suscitado la casa que quiero presentaros. Está en Amsterdam, sobre los canales, en un edificio del siglo XVII, y en ella se encuentran, amigablemente, pasado y presente. La vivienda ha sufrido una gran reforma arquitectónica, respetando, siempre que ha sido posible, el clasicismo estructural. Para dotarla de frescura contemporánea se ha decidido decorarla con mobiliario de diseño, iconos del XX y piezas más actuales.

El resultado no puede ser más espectacular. Lo mismo que esos abuelos que rejuvenecen ante la llegada de los nietos, esta casa vive una nueva vida con la incorporación de esas piezas decorativas y de mobiliario modernas.

Eclecticismo puro, gran decoración. ¿Qué os parece?

Procedencia de las imágenes: Living Corriere

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