Cuando el fotógrafo Pascal Françoise y su mujer encontraron esta antigua fábrica de galletas, supieron inmediatamente que era el lugar que querían convertir en el hogar en el que vivir con sus dos hijos. Después de varios años de reformas, ahora sí que pueden decir que es la casa que habían imaginado, aunque ello no es impedimento para que sea un espacio en continua transformación, ya que muy a menudo entran en él cachivaches de todo tipo, hallados en mercados de pulgas, tiendas de segunda mano o en cualquier lugar en el que encuentren piezas que les enamoren.

Porque esta vivienda en Lille, al norte de Francia, combina la vida familiar con la pasión que siente la pareja por las antigüedades de todo tipo, sean del estilo que sean, aunque con una cierta querencia por las piezas industriales, que recuerdan el pasado de la casa, y que también es visible en ciertos elementos de su arquitectura, como los techos altísimos, los suelos de cemento o algunas paredes de ladrillo visto. No obstante, en la vivienda también tienen cabida muebles de diseño de plena actualidad, lo que hace de ella un ejercicio de sabio eclecticismo.

¡Me encanta! ¿Y a vosotros?

Procedencia de las imágenes: Milk Decoration

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