He disfrutado tanto la semana que he pasado en Portugal, que no me resisto a moverme de allí (aunque solo sea a través del blog). En el post de ayer Oporto, en el norte, era el protagonista. Esta vez nos desplazamos hacía el sur, a la Aldeia da Mata Pequena, a escasos 30 minutos de Lisboa, un pequeño pueblo rural compuesto por una decena de viviendas.

¿Y qué es lo que tiene de particular este enclave? Aparte de la belleza que se evidencia en las fotografías, lo realmente importante es que se trata de un pueblo cuyas casas han sido recuperadas y que se alquilan para periodos vacacionales. El trabajo de reforma de las viviendas ha sido exhaustivo y con un gran respeto por el pasado, lo que ha permitido realizar una intervención rigurosa y armoniosa. Los materiales utilizados han sido los originales: mampostería de piedra, argamasas de cal, armazones de chopo y cedro, entre otros, pavimentos en solado de piedra, loseta cocida en hornos de leña, encalado de paredes, etc.

Los elementos tradicionales como gallineros, pozos, cuadras, pocilgas, palomares, etc., han sido conservados, así como los hornos, las salgadeiras (recipientes para la salazón), los poiais (bancos de piedra en las cocinas), entre otros. La decoración de los interiores ha sido también sumamente rigurosa con la tradición, lo que aporta a las casas el alma de otros tiempos y un gran encanto.

Una magnífica opción si todavía os quedan por disfrutar las vacaciones. ¡Yo no me lo pensaría!

Más información: Aldeia da Mata Pequena

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